Autor: Robert Louis Stevenson
(128 pp) – Ed. EL PAÍS, AVENTURAS 2004
(Fue publicada en inglés, por primera vez en 1886, con el título: Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde)
Siempre había querido leer esta novela, pero al igual que me ocurría con Frankenstein o Drácula, iba quedando postergada hasta que, en estos meses he decidido abordar las tres y enfrentarme con criaturas que bien pudieran resultarme repulsivas y odiosas en su totalidad; más... la magia de la Literaura y los matices que perfilan sus autores en las personalidades de todos ellos, me están haciendo descubrir que provocan en mí también otros sentimientos...
Sí que he de decir que en este caso, no he podido sentir empatía ni compasión por Mr. Hyde, más bien al contrario, deseaba que su existencia terminase cuanto antes para que no pudiese seguir valiéndose de su condición para continuar haciendo daño.
El abogado Utterson y Enfield, disfrutan compartiendo largos paseos. En uno de ellos, Enfield ve una puerta que le recuerda al un momento que vivió, y se lo cuenta a Utterson.
En ese mismo lugar vio a un hombre de extraña y desagradable apariencia pisoteando a una niña pequeña de 8 años al cruzar la esquina. Él que lo había presenciado todo, le increpó y al instante acudieron los familiares que horrorizados lo amenazaron con acabar con su reputación. El hombre aceptó pagarles 100 libras a cambio de su silencio. Entró en esa puerta y salió con un cheque aparentemente falso por la firma que se podía apreciar en él. Resultó ser verdadero y lo cobró él mismo. Los dos hombres (Utterson y Enfield) acordaron no volver a hablar de la historia.
Utterson reconoció en aquella puerta la de un conocido y reputado doctor amigo suyo y aunque Enfield no quiso decirle el nombre del que firmaba aquel cheque ni revelar la identidad, sí le facilitó el apellido: Hyde. Utterson ya en su casa, presto buscó la documentación con aquel apellido. Se trataba de un testamento en el que el doctor Kekyll dejaba todo a un tal Mr. Hyde en caso de fallecimiento o de desaparición por un período superior a tres meses.
Intrigado por conocer la relación entre el prestigioso doctor y aquel maleante, Utterson no ceja en su empeño de encontrar la verdad y es así como llega a averiguar que una sustancia transformaba al buen doctor en un ser vil y depravado. Dos hombres en uno, dos naturalezas opuestas que me llevan a pensar en la doble personalidad, en un trastorno que muestra dos caras.
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Publicada por primera vez en 1886 fue llevada en numerosas ocasiones a los escenarios y a la gran pantalla y estoy segura de que, esta no será primera vez que la lea.
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