Autora: Lucy Maud Montgomery
Traducción de Ángela Esteller
(346 pp.) – Ediciones Duomo
Esta lectura ha sido una caricia para mi alma, la delicadeza sutil de la autora dibuja belleza en cada palabra. Me sentí parte de Avonlea y sus paisajes, sus bosques y sus flores me acompañaron con sus colores y aromas y Tejas Verdes se convirtió en el hogar al que siempre querer volver.
Los hermanos Cuthbert se van haciendo mayores y necesitan la ayuda de un muchacho para trabajar las tierras y cuidar de los animales. Pero quien llega es Ana. Una niña pelirroja de unos once años y muy habladora que, en pocos minutos pone patas arriba su metódica rutina. Impulsiva, soñadora, nerviosa y con una desbordante imaginación, su vida ha sido muy difícil y ya con diez años sabe lo que es el desarraigo y el duro trabajo.
"(...) se trataba de una chiquilla de unos once años ataviada con un vestido de color amarillo
pronto se gana el corazón de Matthew y sus plegarias son escuchadas pues, Marilla incapaz de hallar alguna otra excusa le anuncia "-Supongo que ya puedo decírtelo. Matthew y yo hemos decicido que te quedes a vivir con nosotros. Ahora bien, tendrás que demostrar que eres una buena niña y mostrarte agradecida..." (Vid. Pág. 67).
Y así, página a página vamos viendo la vida pasar y a Ana crecer en un hogar que será para ella el más maravilloso. Todo lo que ve le gusta, todo lo que la rodea es lo más hermoso que pudiera imaginar y esas sensaciones trascienden las palabras envolviendo cada descripción en un regalo para el alma.
" El miércoles amaneció hermoso y resplandeciente, perfecto para el pícnic. Los pájaros cantaban en Tejas Verdes, las azucenas desprendían ráfagas de perfume que, transportadas por vientos invisibles, entraban por cada puerta y ventana, vagaban por las habitaciones cual espíritus de bendición. Los abedules de la hondonada batían sus ramas alegremente, como si esperaran la acostumbrada bienvenida matutina de Ana desde su buhardilla." (Vid. Pág. 114).
Conocerá la amistad en Diana y el amor en Gilbert. Vivirá aventuras y sufrimientos y se hará mayor buscando un porvenir que la hará tomar la más difícil de las decisiones cuando Matthew muere.
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Volveré al sendero de los amantes, a los campos junto a Tejas Verdes y a la suave caricia de esta lectura, estoy segura.
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