Charlie y la fábrica de chocolate (*pendiente del desenlace)

Hay libros que disfrutas todavía más en una nueva lectura.

Éste, sin duda, es uno de ellos. A todo aquello que recordaba, a los colores, los sabores, la tristeza y pobreza en que vivía Charlie y tanto encogía mi corazón, a lo bonito de vivir con sus cuatro abuelos y a lo fantásticamente increíble que fue entrar en la fábrica de chocolate... se sumó estos días mi deseo por revivir todas aquellas sensaciones, el descubrimiento en cada página, el asombro que crecía y...a LA DESBORDANTE y CRECIENTE ILUSIÓN.

Creo que me quedaría a vivir por un buen tiempo en esa mágica fábrica, con su río de chocolate, las cascadas, el chicle infinito, toda suerte de sabores y escenarios y ¡cómo no!... Poder así conocer en ella al señor Willy Wonka y a los diminutos, cantarines y ocurrentes Oompa-Loompas.

Diversión garantizada en estas páginas llenas de fantasía que considero altamente recomendables a cualquier edad, casi segura de que si las descubres en la infancia, volver a ellas será para ti un dulce regalo.

Charlie vive de forma sencilla, humilde y con necesidad en una pequeña casita junto a sus cuatro abuelos y sus padres. Todos los días pasa por delante de la fábrica de chocolate para ir a la escuela y el dulce olor que desprenden las chimeneas lo embarga soñado con los dulces que en ella habrá. Y es que, Charlie tan solo recibe una chocolatina el día de su cumpleaños, el regalo más esperado e indudablemente, el más delicioso. Hasta que todo cambia para él un buen día en el que el extravagante Willy Wonka anuncia a los medios de comunicación que ha escondido cinco billetes dorados en cinco de sus chocolatinas, los cinco afortunados que los encuentren podrán visitar la fábrica y él mismo los abastecerá de todo alimento y dulce cuánto deseen a lo largo de toda su vida.

Tras unos capítulos de tensión en los que se van conociendo a cuatro de los afortunados (consentidos y mimados), la fortuna sonríe a Charlie, encuentra una moneda y en la segunda de las chocolatinas... ESTABA EL QUINTO BILLETE DORADO.

Será su abuelo José quien comparta la aventura junto a los otros cuatros niños, sus padres y Charlie.

  Ya sólo un deseo ahora que se acerca la Navidad: Ojalá si lees esto, te animes a pisar la fábrica de chocolate, a recomendar su lectura, a regalar su ilusión.