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Fuentetrigo, alojamiento rural lleno de encanto en Brizuela (Burgos)

  • Foto del escritor: bajoinfinitasestrellas
    bajoinfinitasestrellas
  • hace 12 minutos
  • 3 Min. de lectura

A dos kilómetros de Puentedey, Brizuela descansa a los pies de las inmensas formaciones rocosas que dibujan la silueta de un paisaje que ya jamás olvidaré.

Brizuela pertenece a la Merindad de Valdeporres y es el siglo XVI cuando comienza su desarrollo impulsado por la familia que le da nombre y que construye una casona que todavía hoy conserva la heráldica y el escudo del pueblo. Se la conoce popularmente con el nombre "Casa Blanca" y es la que puedes ver abajo a la izquierda en el siguiente collage. Recientemente, es bar y ludoteca regentada por la Asociación Cultural Peña de la Ventana.

Pasear por sus bonitas calles, ver las imponentes paredes de roca y llegar hasta la que hoy es una VÍA VERDE.

El tren pasaba por la parte baja de Brizuela donde tenía una estación. Desde 2004, la línea quedó inactiva desmontando la Diputación Provincial de Burgos los raíles y travesaños para ir dando forma así a la vía verde que ya disfrutan bicicletas y senderistas.

De este bonito pueblo era natural Francisco de Espinosa, un código qr nos invita a conocer más sobre él.

"Francisco de Espinosa, marinero, era natural de Brizuela, en las Merindades. Hijo de Álvaro Falcón y María González, se enroló en 1519 en la armada de Magallanes-Cartagena-Elcano que, en busca de las especias de las Islas Molucas, situadas en el océano Pacífico, partió con cinco naves descubriendo el estrecho de Todos los Santos, llamado hoy estrecho de Magallanes.

Embarcado en la nave Trinidad, luchó junto a su capitán en Mactán, encontrando ambos la muerte, según consta en la “Relación de fallecidos en la armada”: “Este día [a 27 de abri de 1521] mataron los propios yndios en esta ysla de Mactán a Françisco de Espinosa, marinero”."

De todo esto que hasta aquí he escrito, no del marinero, pero sí de muchísimo más, hablamos con Isabel, la amable propietaria de FUENTETRIGO y, ahora que ya estamos situados en el mapa, creo que querréis conocer un poquito más esta casa rural que tan bien nos ha recibido y a la que algún día soñamos volver.

La regentan ella y su esposo Rocco. Tiene cinco habitaciones y un jardín precioso con plantas, flores, columpios y rincones ideales para una agradable tertulia, un ratito de lectura o... para simplemente estar en calma escuchando a los alegres pajaritos que ponen música al lugar.

Nuestra habitación tenía los muebles pintados con flores sobre un azul que me he dado cuenta de que me acompaña siempre en momentos especiales de mi vida y que no sabría como nombrar pues a veces huele a mar, otras atrapa los rosas, anaranjados y dorados de campos y montañas... y otras, envuelve recuerdos que acarician mi alma y que llegan de lejos y a la vez están muy cerca.

El desayuno estaba incluido por un total que es insuperable en cuanto a relación calidad-precio. Productos locales y todo preparado con mimo y cuidado mientras escuchábamos a Isabel tarareando alegremente en la cocina. ¡Qué ricos los yogures que cada día nos ofrecía con cereales y una fruta diferente: fresa, frambuesas y melocotón!

Si quieres comer o cenar, reservando previamente, podrás disfrutar de la cocina tradicional italiana de la mano de Rocco.

Gracias por vuestra acogida, por todas las indicaciones de lugares que no podíamos perdernos y que han sido un inolvidable descubrimiento: Puentedey, el Mirador del Cañón del Ebro, Villarcayo, Frías, Orbaneja, Tobera... (Al final de la publicación, verás enlaces de ensueño a todos ellos).

Nos hemos dejado algunos destinos pendientes y eso es lo mejor porque así siempre hay un maravilloso pretexto para volver.

Gracias por ser tan atentos y cuidar tan bien del entorno haciendo que la experiencia en vuestra casa rural sea mágica. ¡Ya estamos deseando regresar!

Visita e imágenes tomadas el 6, 7, 8 y 9 de julio de 2025


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