Autora: Cristina Campos
(414 pp) – Ed. Paneta, S. A. 2020
(Publicada por primera vez en 2016)
Algunas historias se quedan con nosotros, vivimos la vida de sus protagonistas y es imposible no posicionarnos, no tomar partido en sus decisiones, sus comportamientos... Acercarnos a sus sentimientos de puntillas y caer en ellos como si los viviésemos totalmente.
La historia de las hermanas Marina y Anna, bien pudiera ser la de mi hermana y mía, la de muchas otras... al tiempo que es sólo la suya.
Marina y Anna son muy diferentes. La primera, trabaja en Médicos sin Fronteras y desde joven ha dejado la isla en la que Anna vive atrapada para recorrer mundo, para salvar vidas; mientras Anna se consume lentamente enjaulada en un matrimonio infeliz. Ambas, de un día para otro, serán dueñas de un molino antiguo y el negocio de una panadería que cierra al morir su dueña. Desentrañar el misterio de tal herencia será el motivo que vuelva a unirlas tras muchos años de distanciamiento y dolor.
Con el nacimiento de su sobrina Anita, el vacío matrimonio de su hermana y Armando se volvió una cárcel para Anna. "Marina, en medio de esa familia, que no era la suya, percibía el desajuste emocional de ellos tres. El poder que ejercía Armando sobre su hermana, a sus ojos, el de un tirano." (Pág. 109). Aquellos días terminaron mal y las dos hermanas se separaron.
Ahora, un documento rodeado de misterio las hacía propietarias de lo que en su día perteneció a su abuela en un 10% y en un 90% a María Dolores Molí Carmona, quien al fallecer, les cedía todo. Es entonces que Marina decide quedarse en la isla, tiene que desentrañar el pasado y conocer el motivo de todo aquello. A la relación principal que es la de ambas hermanas, se van sumando personajes que la perfilan: como Mathias, la pareja de Marina, como las entrañables amigas y vecinas de María Dolores, el alcalde, Pippa... el sabor del pan de limón con semillas de amapola que ya nunca fue igual al que su abuela hacía...
Y poco a poco, vamos sabiendo cómo lo vivido conforma la existencia actual, hasta el punto de comprender Marina el motivo de que su madre no la quisiese. No era su verdadera madre... lo era María Dolores, quien ahora les dejaba la panadería...
Y fallece Anna tras luchar y reencontrarse con su amor de juventud, tras volver a vivir con Antonio la felicidad... Y Annita se reconcilia con ella... Y, por fin, Marina y Mathias regresan a África para buscar a Naomi y adoptarla...
Se precipitan estas líneas intencionadamente, pues... aunque son muchos los fragmentos que aquí volcaría... siento que es una novela que hay que saborear en primera persona. Igual que todas y cada una de las recetas que abren los capítulos, igual que la relación entre dos hermanas tan llena de sentimiento, tan diferente y a la vez tan única y unida.
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