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Agatha Raisin y el veterinario cruel

  • Foto del escritor: bajoinfinitasestrellas
    bajoinfinitasestrellas
  • 21 abr
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: hace 7 horas


Autora: M. C. Beaton

Traducción de Vicente Campos González - Título original: Agatha Raisin and The Vicius Vet

(220 pp) – Ed. DE BOLSILLO, 2024

Esta es la segunda lectura de la autora que disfruto y he de decir que nuevamente me ha envuelto en ese ambiente de los cozy mistery que tanto adoro. Es increíble lo rápido que mi mente y toda yo nos sentimos un habitante más. Me resulta fácil verme viviendo en uno de los agradables hogares de las Cotswolds. Y, mientras sueño con algún día viajar y recorrer la que adivino la región más adorable de Inglaterra con sus casitas de piedra rodeadas de jardines, ríos, abadías y todos esos pueblecitos... Vuelo a través de las páginas en esta primavera llena de borrascas. Agatha Raisin y el veterinario cruel me ha acompañado en el viaje por Asturias en una Semana Santa con lluvia y granizo donde los entrañables instantes de serena lectura junto a las montañas y escuchando el agua caer, serán ya para siempre inolvidables.


"Agatha Raisin llegó al aeropuerto de Heathrow de Londres luciendo un bonito bronceado, pero la procesión iba por dentro, y en realidad empujaba el equipaje hacia la salida sintiéndose una completa idiota.

Se había pasado dos semanas en las Bahamas buscando desesperadamente a su atractivo vecino, James Lacey, que un día había dejado caer que disfrutaría de sus vacaciones en el hotel Nassau Beach. Cuando le gustaba un hombre, Agatha se mostraba tan implacable como en los negocios. Así que había gastado una fortuna llenando su maleta de ropa fabulosa mientras adelgazaba de forma drástica para enfundar su rejuvenecida figura de mediana edad en un bikini... Pero allí no había ni rastro de James Lacey. A pesar de que había alquilado un coche y visitado todos los hoteles de la isla, e incluso había contactado con el alto comisionado británico con la esperanza de obtener alguna noticia, todo había sido en vano. Días antes de su regreso, tras una llamada de larga distancia a Carsely, el pueblo de los Cotswolds donde vivía, se había atrevido a preguntarle a la señora Bloxby por el paradero de James Lacey." (Agatha Raisin y el veterinario cruel, página 9).

Agatha se ha jubilado a sus 50 años tras un gran éxito en el plano laboral y Carsely es el pueblo en el que decide vivir. Allí, enamorada de su vecino James Lacey, un coronel retirado, vivirá con intensidad el asesinato del recién llegado veterinario sin atisbar en ningún momento la oscura trama y el peligro que la envolverá en su camino por encontrar la verdad.

"Tras la lectura de actas se habló de los preparativos para organizar una colecta para Save the Children y también una salida con los ancianos. Luego hubo más té y pastas. Fue en ese momento cuando Agatha se enteró de la noticia: el pueblo de Carsely tenía por fin una consulta veterinaria. Las obras de ampliación de la biblioteca habían terminado, y Paul Bladen, veterinario de Mircester, pasaba consulta allí dos veces por semana, los martes y los miércoles por la tarde." (Ibid., página 12).

"Paul Bladen era un hombre atractivo. De cuarenta y pocos años, pelo rubio canoso, tupido y ondulado, ojos castaño claro, que entornaba como si le deslumbrara el sol del desierto, boca de expresión firme y agradable y mentón cuadrado. Era delgado, de estatura media, y llevaba una chaqueta de tweed con coderas, pantalones de franela y, como el día era gélido, una vieja bufanda de la universidad de Londres alrededor del cuello. A Agatha le recordó los viejos tiempos, cuando los estudiantes universitarios vestía como estudiantes universitarios, antes de que llegaran las camisetas y los vaqueros deshilachados.

Por su parte Paul Bladen vio a una mujer de mediana edad, regordeta, con el pelo castaño brillante, los ojos pequeños, como de oso, y la piel bronceada. Una mujer que vestía, se fijó, ropa muy cara." (Ibid., página 13).

Todo se precipita el día que Paul Bladen aparece muerto en lo que serían extrañas circunstancias. Agatha, que no se da por vencida, pretende demostrar que ha sido asesinado y eso le llevará a investigar a su ex mujer y a muchas más mujeres seducidas o no por el encanto del veterinario.

"Agatha se sentó al lado de la señora Josephs.

-Me alegra ver que tiene mejor aspecto - indicó Agatha con educación.

-Oh, sí, me encuentro mucho mejor -contestó la bibliotecaria con la voz algo achispada -. La venganza es mía.

-¿De verdad?

-Voy a recibir lo que por derecho me pertenece.

Agatha la miró con impaciencia.

-¿Qué quiere decir?

-Silencio, señoras -pidió la señora Mason -. La reunión va a empezar.

-Venga a verme mañana a las diez -le dijo la señora Josephs en voz alta - y le contarñe todo acerca de Paul Bladen." (Ibid., página 102).


"A la mañana siguiente, James oyó que llamaban al timbre a las diez menos cuarto. Como una vieja solterona, apartó la cortina de la sala que daba a la calle y echó un vistazo. Ahí estaba Agatha Raisin. Volvió a saltarlo la antigua sensación de que lo perseguía. se fue a la cocina y se sentó. El timbre continuó sonando hasta que se impuso el bendito silencio.

Agatha caminó malhumorada y confusa por el pueblo. un coche se detuvo a su altura, y por la ventanilla se asomó la cara animada de Bill Wong.

-¿Qué pasa, Agatha? ¿Dónde está James?

-No pasa nada, y ni sé ni me importa dónde está James Lacey.

-Lo que significa que has vuelto a asustarlo -comentó Bill de buen humor.

-No he hecho nada por el estilo y, para tu información, voy a ver a la señora Josephs, la bibliotecaria. Tiene algo importante que contarme sobre la muerte de Paul Bladen.

Bill dejó escapar un pequeño suspiro." (Ibid., página 103).

Jamás imaginó la intrépida Agatha lo que iba a encontrar y yo tampoco. Otro inesperado giro que retuerce todavía más la trama.

" Abrió una puerta que tenía una ventana de cristal esmerilado. La señora Josephs estaba tirada en el suelo del lavabo, con los ojos sin vida y clavados en el techo. A Agatha se le escapó un gemido. Se obligó a agacharse, le cogió el brazo y le buscó el pulso. Nada.

Bajó corriendo las escaleras y buscó el teléfono. Encontró uno en el saloncito y llamó a la policía y a una ambulancia.

El primero en llegar fue el agente Fred Griggs, el policía local. Parecía salido de un cuento infantil, con ese cuerpo enorme y la cara rubicunda.

-Está muerta -declaró Agatha-. Arriba, en el baño.

Subió las escaleras tras el voluminoso agente. Fred miró el cuerpo con tristeza.

-Tiene razón -dijo-. Lo sé con sólo mirarla. La señora Josephs era diabética.

-Así que no se ha tratado de un asesinato -concluyó Agatha.

-Pero ¿qué le ha hecho pensar eso?

Los ojitos del policía la observaban con suspicacia.

-Anoche, en la Asociación de Damas de Carsely, dijo delante de todo el mundo que tenía algo que contarme sobre Paul Bladen." (Ibid., páginas 105 y 106).

El suspense está servido. Hablando con el divertido policía Bill, éste les dice a ella y a James que creen que ha sido asesinada. La investigación del equipo forense ha encontrado marcas en las escaleras. Alguien podría haberla matado en el salón y luego arrastrar su cuerpo para dejarla en el lavabo. Este nuevo indicio les hace a los dos, a Agatha y a James, seguir buscando para saber quién está detrás.

Suceden entonces anécdotas graciosas como la cena a la que son invitados por Will. Me he reído imaginando aquel hogar tan extraño y también al recrear la escena en la que Agatha se sube al lavabo del pub para cambiar una bombilla y así poder corregir su molesta y repentina aparición de una espinilla en la nariz.

Su tesón la lleva a dar con la verdad y a desvelar la relación entre las dos muertes: la del veterinario y la de la bibliotecaria. Cómo todo es fundamental: la nota que le dejan en la puerta y de la que cae un pétalo seco, el frasco que encuentran en la hierba, las declaraciones de la ex mujer de Paul Bladen... TODO.

He disfrutado enormemente del enredo y la confusión, del ambiente a veces asfixiante de los habitantes de Carsely, del vestuario de Agatha y... nuevamente ME HE SENTIDO ELLA DESDE EL PRINCIPIO HASTA EL FINAL.











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