Una aventura utópica de Louisa May Alcott
Traducida por Consuelo Rubio Alcover y con un posfacio de Pilar Adón
(120 pp) – Impedimenta, 2019
Se me hace difícil a la vez que emocionante escribir sobre ella. Difícil pues su estructura no la hace una obra al uso, sino que la conforman cinco partes de las que luego hablaré y emocionante porque es el libro propuesto para el mes de enero por la cuenta de instagram: @mi.terapia.alternativa para su reto: #leeconmaria_escritorasamericanas. Es la primera vez que participo en una iniciativa así y ello me llena de ilusión. Llego muy muy justa pues hoy es el último día del mes, pero lo he logrado y me siento inmensamente satisfecha por formar parte de algo tan novedoso y bonito.
El libro está dividido en cinco partes:
* LOUISA MAY ALCOTT: UNA SEMBLANZA
* FRUITLANDS
* LOS DIARIOS DE FRUITLANDS
* DOS CARTAS CONTEMPORÁNEAS
* POSFACIO
Ha sido un auténtico descubrimiento acercarme a los primeros años de la autora de Mujercitas, conocía algunos datos de su biografía, pero otros no. Nacida en el seno de una familia que pudiéramos calificar como intelectual, su padre se encargó desde niña de su educación y de la de sus hermanas. Filósofo de vocación, su forma de ver y sentir la vida, hizo que no encajase en el sistema establecido no pudiendo por ello mantener un trabajo fijo arrasttrando a la familia a unas condiciones económicas precarias que les llevaban a mudarse continuamente.
Yendo de un sitio a otro, Amos Bronson Alcott "en 1843 arrastró a la familia a una nueva -y esta vez arriesgada -aventura y pasaron un breve periodo de menos de un año en la comunidad de Fruitlands, un refugio utópico y trascendentalista que fracasó estrepitosamente." (Vid. pág. 9)
Pese a la gran riqueza intelectual que los rodeaba, la pobreza se cernía sobre ellos y con pocos años, Louisa tuvo toda clase de empleos: desde profesora a limpiadora, institutriz, costurera... hasta que comenzó a escribir y sus cuentos tuvieron gran éxito tras ser publicados localmente.
Termina esta primera parte recorriendo la vida de la autora hasta su fatídica muerte.
Una segunda parte nos adentra en el utópico proyecto que fue Fruitlands. La idea de dos hombres: Alcott y Lane. Su propuesta que determinaba qué hacer durante el día, qué comer y qué no, beber únicamente agua, no vestir ni con lana ni con seda, alimentarse de lo que la tierra ofrece, pero no lo que se extrae de su interior, nada derivado de animales. Los dos hombres pasaban el día paseando, filosofando y dando conferencias, y eran las mujeres las que debían ocuparse de las tareas domésticas y del campo. Todo apuntaba al fracaso más absoluto y fue así que Lane, cansado de un cierto egocentrismo por parte de Alcott, decide mudarse, abandona la comunidad para irse con su hijo a vivir con los shakers. Ese fue el inicio del fin irrevocable de Fruitlands.
"Amos Bronson Alcott aspiraba a descubrir lo Absoluto. Quería llevar a cabo una reforma en la Vida del Hombre, y decidió no conformarse con las elaboraciones teóricas, aunque a lo que tendía de manera natural era al discurso y a la especulación, mucho más que a la acción." (Vid. pág. 102)
Estamos en el año 1843, por aquel entonces Louisa May Alcott tenía 10 años. Su crónica se publicó 30 años después y deja ver que no compartía el misticismo contemplativo del grupo y su extremismo. "Nunca he terminado de entender en qué consistía su filosofía (...) . Aunque él vio cómo algunos de sus ideales se llevaron a la práctica, y eso es mucho más de lo que conseguimos la mayoría" (respuesta extraída de una carta que se conserva en la biblioteca del Museo de Fruitlands). (Vid. pág. 112)
Todo el posfacio me ha ayudado a analizar, sintetizar y comprender mejor la experiencia trascendental que supuso Fruitlands, el sueño de Alcott y su dificultad de sostenerse y también me ha hecho pensar en cómo pudo influir esta educación en la autora de Mujercitas, en su vida y su carácter, en su fuerza y todo lo que la infancia afianza como pilares de nuestra propia personalidad.
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Cierro estas líneas con un profundo agradecimiento a @mi.terapia.alternativa y su iniciativa. Sin ella no habría conocido jamás esta obra, no habría estado en Fruitlands ni leído los fragmentos del diario de Louisa May Alcott. Y POR TODO ELLO... ME SIENTO MUY AFORTUNADA.
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