Autora: Elena Molini
(285 pp) – Ed. Maeva, 2021
(2019, primera edición)
Tercera de las lecturas ambientadas en librerías y anunciadas días atrás en Instagram. Si todavía no lo has hecho, te aconsejo visitar las publicaciones que aludían a las dos primeras:
Hôzuki, la librería de Mitsuko (hermosa historia de una librería en Japón, de su dueña y del encuentro que cambiará para siempre su vida y la de su hijo Tarô. Inolvidable, tierna y llena de sensibilidad. https://www.bajoinfinitasestrellas.com/post/hôzuki-la-librería-de-mitsuko) .
Y La librería del señor Livingstone, ambientada en Londres y llena de magia, estrellas y unos personajes que te tocarán el corazón. https://www.bajoinfinitasestrellas.com/post/la-librería-del-señor-livingstone
En este tercer libro, viajamos a Florencia, a una librería que existe realmente allí y en la que su propietaria, Elena Molini, "recomienda libros en función del estado de ánimo de sus lectores, como si fueran medicinas para el alma. Esta es su primera novela, que pronto será llevada a la gran pantalla." (Información tomada de la faja del libro).
Esta novela me desconcertó desde el primer instante, fue para mí como un vendaval que todo lo sacude. Venía de dos lecturas serenas, tiernas, mágicas... y de repente, llega Blu y su caótica vida. Precisamente, la propia autora dice que su relato empieza "justo ahí, en el intento de poner orden en una vida desordenada." (vid. pág. 11). Blu tiene 30 años y comparte piso con otras tres chicas: Rachele, Giulia y Carolina. De una forma divertida se nos presenta contándonos las cinco cosas que le gustan:
La siesta.
La pizza.
Disfrutar de una buena copa de vino blanco helado en los bancos de la piazza della Passera.
Las tardes de verano con el sonido de las cigarras de fondo y un buen libro para hacerle compañía.
Montar en bicicleta por la mañana en el centro de Florencia.
Nos cuenta la protagonista que tras ser despedida de la editorial Bernini, se enfrentó a los trabajos más dispares hasta que... apasionada por los libros, decidió aparcar sus miedos y abrir su propia librería. Un buen día, estando en ella acompañada por Giulia, entró en la misma un amigo de esta segunda, nada más y nada menos que el famoso y exitoso Neri Venuti. Y con la magia y lo inesperado que recorre todo el argumento, queda casi predeterminado un evento. Blu se encargaría de organizarlo, de las redes sociales, de preparar un pequeño refrigerio... y Neri de asistir acompañado de la presentadora, una periodista conocida suya. No podía sentir más emoción, esto daría un impulso a la librería y le abriría las puertas a nuevos clientes.
Pasan los días y la mañana de la presentación, una chica con un abrigo rojo cereza entra en la tienda. Le confiesa que atraviesa un mal momento y sale feliz de la librería con el libro que Blu le aconseja: " Es la historia de un amor parecido al vuestro, complicado, pero que parece querido por el destino." (vid. pág. 58).
La presentación del libro de Neri en la librería está en marcha, pero no llegan los ejemplares. Presa del pánico, Blu trata de llamar la atención de Giulia buscando su ayuda mientras ésta baila desenfadadamente en el bar de Giulio María. En una arrebato de locura transitoria, Blu ve que Premio Strega (una escritora insistente y poco o nada objetiva ante la falta de interés que despertaba su libro), tiene un ejemplar en el bolso, era el momento de cogerlo y llevarlo hasta el autor para que se tomasen las fotos oportunas y... No pudiendo hacerse con él pues cada cierto tiempo ella comprobaba que seguía allí, en su bolso; decidió pedírselo para que el propio Neri se lo dedicase indicándole que enseguida se lo devolvería, que Neri quería estar a solas para pensar con profundidad en la dedicatoria especial que ella merecía.
Como un ciclón, todo se precipitó y lo que iba a ser un acto bien organizado, se convirtió en un caos auténtico.
Pasados unos días, en la librería entró un chico rubio, el más guapo que Blu jamás había visto. Le preguntó por el libro que Blu tenía en las manos y ella le dijo que era un ejemplar de Neri que tenía una mancha de tinta pues a él él se le había escapado cuando iba a dedicarlo. El misterioso hombre que atrapó el corazón de nuestra protagonista se lo llevó y le encargó otro. Ambos coquetearon: "- ¿Y qué perspectivas podemos tener tú y yo?
- Mira, si fuéramos amigos, esta noche te invitaría a tomar un Long Island Ice Tea en el Romanov. Sonaría de fondo una música de jazz excelente y tú y yo nos reiríamos, sentados a una larga mesa demasiado grande para nosotros. Pero si fuéramos enemigos, te llevaría a cenar a un pésimo restaurante, me pasaría la noche hablándote de las variables específicas de la bolsa internacional y al final te dejaría pagar una cuenta tremenda. Si fuéramos conocidos, en cambio, te llevaría a una exposición de arte contemporáneo y contemplaríamos las instalaciones al aire libre fumando un cigarrillo, sentados en el poyete de piazza Strozzi. Si fuéramos compañeros de trabajo (...) Si fuéramos amantes (...)." (vid. pp 96 y 97). Blu sintió un flechazo total, fulminante que le atravesó el corazón. Era para ella él era desde ese instante El Gran Gatsby.
Pero no hubo esa segunda cita. La vida de las chicas continuaba y estaba próxima a dar un nuevo giro: su casero (el Señor Tatini) las había reunido para decirles que se iba a divorciar y que el piso saldría a la venta. Separarse era un momento decisivo para las cuatro. Estando Blu ordenando y clasificando sus pertenencias en la habitación, entró Carolina y tuvieron una preciosa conversación en la que además de hablarle del futuro marido con el que ya se veía casada y formando una familia, Blu le habló de la excelente idea que él le había dado: "ponerle a cada libro una etiqueta que explique para quien está indicado y por qué. Como un fármaco, solo que en lugar del cuerpo, cura el alma." (vid. pág. 111). Ambas amigas hablaron distendidamente sobre esa nueva idea. Carolina, estudiante de psicología le dijo que había hecho un curso sobre ello.
Pasaban los días y seguía sin saber nada de su Gran Gatsby, en cinco meses deberían dejar la casa en la que habían sido tan felices y entonces... un adolescente al que parecían perseguir otros, entró en la librería. Le habían robado el móvil y sufría continúas burlas por parte de ellos. El joven tras contare lo sucedido, le preguntó por dos libros: Fausto de Goethe y El maestro y Margarita (precisamente comienza este capítulo con una cita suya. Cada uno de ellos son introducidos por unas palabras de una novela con la que guarda relación lo que va a acontecer). Blu, tras quedarse un tanto perpleja ante la correlación de la edad de su interlocutor y la profundidad de las novelas por las que eran de su interés, le preguntó si había leído La historia interminable, ¡Qué maravilla pensé entonces, cuántos buenos momentos vividos entre la fantasía, qué asombrosa capacidad la de sentirte invencible, lejos, entro lugar increíble en el que cosas imprevistas te sorprenden haciendo volar tu mente lejos de lo que aquí, en la realidad, te angustia, te preocupa o simplemente te aburre! Merendaron juntos y se despidieron sabiendo que Iván regresaría a la librería.
Entonces, llamó Gennaro, era el representante del distribuidor que la abastecía de ejemplares y novedades. No estaba al corriente de los pagos, las cosas no marchaban bien.
Y entró un hombre un tanto extraño, todo vestido de negro, que dijo ser el agente inmobiliario que venía a buscar las llaves para poder enseñar el piso. Cuando Blu fue a buscarlas en su bolso y todo se le cayó al suelo, vio el libro que guardaba para que amor de su vida que no la había vuelto a llamar y... rompió a llorar. El joven le ofreció una solución y ella se puso manos a la obra y cuando llegó a casa, se pusieron todas juntas manos a la obra. Cada una aportó algo al nuevo proyecto y el nombre de LA PEQUEÑA FARMACIA LITERARIA cobró vida al instante. Divertidas se imaginaron ser las Spice Girls al ver la camiseta que Rachele llevaba puesta.
Estaba a mitad del libro y sentí entonces como cada vez empezaba a gustarme más y más. El ritmo cambió y la acción más dinámica me llenaba de emoción pues quería saber cómo iba cobrando vida la nueva ilusión.
Pasó un mes y el gran interés mediático suscitado por la iniciativa, atraía cada día a nuevos lectores, a medios de comunicación. Los compromisos, la ssolicitudes de entrevista, los correos... todoterrenos se iba amontonando y Mia ya no podía con la gestión. Una anciana entró entonces y tras ella un joven. Blu, tratando de recuperar un positivo hizo que se viniera abajo la pila de objetos, libros y papeles que estaban sobre la mesa. Ambos se quedaron atónitos y ella, al agacharse a recoger tamaño desastre, vio que el libro que le había devuelto el chico era el de Neri con la mancha de tinta que ella le había dado al misterioso hombre que aquella fría noche de febrero le había robado el corazón. "Había pensado mucho en él, pese al período intenso que estaba viviendo. Me habría gustado volver a verlo, no sólo por lo muchísimo que me había enamorado de él, sino para darle las gracias. La idea de la farmacia literaria había sido suya. Y en lo más hondo de mi corazón también tenía cierta preocupación: sí, era posible que no hubiera vuelto a dar señales de vida porque yo no le gustaba un pimiento, pero ¿y si era porque le había ocurrido algo? Y estaba lo del libro que me había pedido, parecía importante para él conseguirlo, y esa vieja edición era bastante difícil de encontrar." (vid. pág. 151).
Dispuesta a saber algo de su arrebatador y huidizo amor, Blu deseaba ir a buscarlo convencida de que si no apareció aquel día de la cita fue porque algo le había ocurrido. Y recordó que le habló de un local: el Romanov. Aunque parecía una locura, convenció a Giulio para que la acompañe, aquel sería el principio del plan a través del que esperaba encontrarlo de nuevo. Una extraña coincidencia había hecho que el extraño que entró días atrás en la tienda también hubiese mencionado dicho local.
Y desde este punto y hasta el final, se suceden una serie de hechos que, precipitándose en cascada, van enredando la historia. Giulio le confiesa a Blu que quiere declararse a mía, pero resulta que Mia está enamorada de Neri con quien ha empezado a salir y que a su vez está saliendo también con Giulia, un grupo de lectura lleva a un divertido y curioso grupo de mujeres a la librería, a Blu le ofrece una editorial escribir un libro sobre la historia de su curiosa librería, un agente inmobiliario se presenta a recoger las llaves siendo el auténtico ¿quién sería entonces el extraño joven que días atrás había ido a por ellas, que no se las había devuelto y que misteriosamente, había aparecido nuevamente en el fondo del bolso de Blu?
Un poco asustada por lo que pudiera saber, nuestra entusiasta protagonista decide cambiar la cerradura y mientras espera a que abran el negocio, entra en un bar en el que conoce a un hombre al que volverá a ver y que parece ya en las últimas páginas que, realmente no estuvo allí, sino en su imaginación y que le ofrece las claves necesarias para tomar decisiones sobre su libro y sobre la búsqueda del rubio y guapo Gatsby.
El desenlace, nos lleva a una bonita historia de amor que va a retomarse de nuevo tras años interrumpirá. Aquel extraño hombre al que ella no reconoció: Filippo, que un día se marchó y le dejó una nota dentro de un libro con una despedida y un teléfono que ella no vio jamás. "Tarde o temprano, lo que es tuyo, vuelve a ti." (vid. pág. 262)
Y así, con este bello final que ha sido casi lo que más me ha gustado, aparece un apartado en el que se ofrecen modelos de las etiquetas que acompañan a los libros que se han ido citando. Todas ellas siguiendo estos ocurrentes apartados:
Nombre del medicamento (título del libro)
Categoría farmacológica
Efectos secundarios
Interaccionesa
Posología, modo de empleo y tiempo de administración
Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés; La tía Mame, de Patrick Dennis; El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald; Miss Marple y los trece problemas de Agatha Christie... y muchos más.
Quiero terminar esta publicación pues ansío un poco de calma. El libro me ha gustado, pero su ritmo ha sido demasiado precipitado y no sé si es por su estilo o por el momento vital en el que me encuentro. Adoro descubrir infinitas maneras de escribir y soy siempre partidaria de conocer nuevos y diferentes estilos; pero, con esta novela me he sentido como en una acelerada conversación de cafetería en la que la autora me ponía al corriente de las novedades de su vida y de fondo se escuchaba sin descanso el ruido de los platos y tazas, el de la puerta abriéndose y cerrándose, víctima del continuo trasiego. Y eso me ha gustado pues la he sentido muy cercana y a la vez me ha distraído, me ha dado frecsura y la ligera sensación de que todo, por muy complicado que parezca... siempre se soluciona, pero por momentos me ha quitado el aliento y provocado el volver atrás paára recúnoger alg detúalle necesario con el que continuar la lectura. Sin querer acudían a mi mente imágenes de las grandes avenidas, especialmente en Roma, formadas por muchos carriles y con un tráfico acelerado y lleno de motos que se cruzan de uno a otro en cuestión de milésimas de segundo y yo, pidiendo tan sólo que todo se detuviese por unos instantes.
Por supuesto que queda anotada y que, cuando viaje de nuevo a Florencia, iré a conocerla. La idea genial de recomendar libros en función del estado de ánimo sería excelente en todas las librerías del mundo porque, y os lo aseguro pues así lo vivo y lo siento, a mí siempre me han curado y me curan de toda dolencia, me acompañan en mis momentos de alegría y me permiten volar a donde quiera hacerlo.
Comments