Disfrutábamos de las carreteras que se asoman a paisajes llenos de verde, de montes y de valles. Atravesábamos el Parque Natural Regional LES PYRÉNÉES CATALANES y... fue entonces y por sorpresa que su presencia nos dejó sin palabras.
Con una superficie de 138 000 hectáreas y una altitud comprendida entre 300 y 3000 metros, este Parque Natural abarca tres territorios: Capcir, Cerdagne y Conflent. Tiene unos 23.000 habitantes y, con una altitud que va desde los 400 metros hasta los 3000, ofrece paisajes increíbles. Los grandes espacios, la flora excepcional, la biodiversidad presente en cada uno de los valles situados entre el mar y las montañas, son motivos más que suficientes para atraer a los amantes de la Naturaleza y del ocio al aire libre.
Posee además varias reservas naturales y lugares Natura 2000, estaciones de esquí, dos ciudadelas de Vauban declaradas patrimonio mundial de la UNESCO (escribiré sobre una de ellas: VIllefranche-de-Conflet, próximamente), y dos estaciones termales.
A todo esto, se une el encanto incondicional del TRAIN JAUNE, excelente manera de disfrutar del verde entre las montañas.
Como se aprecia en el vídeo que cierra esta publicación, vimos el puente cuando íbamos bordeando la colina, bajando y bajando... . No dejábamos de admirarlo pues se nos presentaba frágil y a la vez eterno, uniendo dos montañas en una altura que nos parecía casi irreal. Tras cada curva, estábamos más cerca.
Nos detuvimos en el mirador y allí leímos, ávidos de curiosidad, la información sobre el puente y sobre su ingeniero. Albert Gliscard ideó la construcción de este puente que en un principio iba a llamarse PONT DE LA CASSAGNE y que, tras el fatídico accidente que acabó con su vida, hoy lleva su nombre.
Estos puentes presentaban un gran inconveniente, con su extrema deformación se puede producir un fenómeno de resonancia de vibraciones al paso de la carga, lo que puede hacer que se rompan los cables de sustentación (esto ocurrió en el puente de Angers en 1850 al paso de un batallón del ejército francés, que tuvo mucha repercusión).
Este problema lo resolvió Gliscard, observando las pasarelas coloniales, en 1896 con un entramado de suspensión que se puede considerar como un arco invertido de triple articulación. Este entramado se beneficia de dos propiedades esenciales, la primera que aunque se dilate o se contraiga, no pierde su rigidez; la segunda: la autorregulación libre bajo la acción de cargas que se le impongan. El entramado de Gliscard se compone de triángulos que constituyen un conjunto geométrico indeformable y que puede dilatarse.
Este procedimiento permite una exonomía de metal importante, aumentada además por la utilización de cables de torsión alterna del sistema Arnodin , haciendo de este puente un modelo de elegancia y ligereza.
(...)Señalar que el precio de fabricación de este puente ha sido de 4058 francos el metro lineal, lo que hace un total de 1.120.521 francos de aquella época.
El conjunto, visto desde el exterior da una impresión de ligereza extraordinaria, y visto desde el interior, es decir, al paso del tren, una sensación de robustez y seguridad.
Desgraciadamente decir que su creador, Albert Gisclard, nacido en Nimes en 1844, murió en un accidente que se produjo cuando se hacían las pruebas de línea con un tren que perdió los frenos y se estrelló en las proximidades del puente el 10 de octubre de 1909. Por ello a la altura del puente, en la RN-116 hay una zona de visión del puente con un monolito honrándolo.
Este corto vídeo no puede atrapar todo el asombro que supuso para nosotros, pero sí es un recuerdo imborrable en nuestra mente. Ojalá algún día lo crucemos.
Visita e imágenes tomadas el 20 de julio de 2019
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