Autora: Lynda Mullaly Hunt
Traducción de Victoria Simó
(255 pp.) – Penguin Random House Grupo Editorial 2015
He adorado a Ally desde la primera hasta la última página. Su cerebro no piensa como el de la mayoría, es inteligente y observadora, pero... no logra leer. Para ella las letras son un tormento, el temible enemigo que no deja de moverse en el papel de un lado a otro.
Siete colegios en siete años y un problema que no desparece hasta que en su vida se cruza un maravilloso profesor: el Señor Daniels.
"Las clases con el nuevo tutor empiezan bien, porque a primera hora tenemos mates y el señor Daniels nos propone un juego llamado 'el conductor de autobús´. Dice:
-Tú eres el conductor.
Entonces se va inventando cuántas personas suben y bajan del autobús, y nosotros tenemos que sumar y restar los números mentalmente. Sin lápiz ni papel. Puro cálculo.
Cuando era más pequeña, me encantaban las matemáticas. Todo lo relacionado con los números. Pero ahora las mates incluyen letras." (Vid. pág.43).
Ally no está entre las "populares", Shay y Jessica que sí lo son, se burlan constantemente de ella, pero a pesar de todo... logra hacer dos muy buenos amigos: Keisha que de mayor quiere tener una pastelería y hacer deliciosas magdalenas con mensajes sorpresa en el interior y Albert, todo un genio al que sus padres pusieron ese nombre por Einstein.
Los días se suceden con sorpresas y giros inesperados como la mañana en que el Sr. Daniels anuncia que Ally es la ganadora del concurso anual de poesía fantástica y le propone que se quede un rato después de las clases para que él le enseñe a jugar al ajedrez a cambio de liberarla de las tareas y ejercicios. Ally, que en todo momento piensa y nos hace partícipes de lo que ronda por su cabeza, se dice a sí misma. "No puedo rechazar ese trato. Los deberes solo están un grado por encima de la muerte." (Vid. pág.142). Son tan geniales estas chispas dentro del libro que me provocan sonrisas y me hacen pensar en situaciones tan cercanas... Por ejemplo, esta sería el típico razonamiento de mi inteligente ahijada.
El descubrimiento del ajedrez es un paso más en el camino que van recorriendo juntos. Él le explica que su cerebro aprende con imágenes y, sin ella saberlo va reforzándola, dándole estrategias y HACIÉNDOLA CADA DÍA MÁS CAPAZ DE LOGRARLO, CADA DÍA MÁS FELIZ.
El tema de la dislexia es tratado con tanto tacto y a la vez con tanta naturalidad que conmueve y empatiza. el tutor les habla en la clase de grandes genios que la tuvieron y eso hizo que los compañeros comenzaran a entender muchas cosas y muchos de los comportamientos de Ally.
Valores como la amistad, la superación y la entrega vocacional de su tutor ganan la batalla a la frustración, el miedo, el abandono, el fracaso...
Ojalá todos aquellos que la viven, que la tienen cerca... lean esta entretenida y tierna novela. Yo jamás la olvidaré y soñaré deseando miles de señores Daniels, tantos como alumnos los necesiten pues eso es realmente SER MAESTRO.
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