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Del color de la leche

Foto del escritor: bajoinfinitasestrellasbajoinfinitasestrellas


Autora: Nell Leyshon

Traducción: Mariano Peyrou

(174 pp) – Ed. Sexto Piso España, 2012

Título original: The Colour of Milk


Algunas lecturas se me clavan en el alma... Su herida es tan profunda que necesito días para sobreponerme al dolor y a esa extraña sensación que dejan en mí. Si has leído este libro o vas a hacerlo, quisiera prevenirte, aunque tal vez sea mejor no hacerlo para que no te adentres en la historia con una idea preconcebida, para que conozcas y descubras a Mary sin que nadie te muestre sus luces y sus sombras. Porque... Eso no sería justo.


"era el año del señor mil ochocientos treinta y mi padre vivía en una granja y tenía cuatro hijas de las cuales yo soy la que nació hace menos tiempo.

en la casa también vivían una madre y un abuelo.

no teníamos la costumbre de dejar que los animales vivieran en la casa aunque a veces los corderitos se metían si no encontraban a sus madres y teníamos que darles de comer por la noche.

la historia empieza en el año mil ochocientos treinta. los años son del señor." (Vid. pág. 17).


Así, sin mayúsculas y con estas oraciones simples, comienza Mary el relato de su vida. Necesita contarla, tiene que dejar escrito lo que ocurrió y el tiempo es poco para ello.

Es la menor de las cuatro y su pelo es del color de la leche. Beatrice, Violet y Hope tienen sus personalidades definidas y ella, tan sólo la inocencia y una deformidad en una pierna. Viven en una granja con pocos recursos y con mucho trabajo. Unos padres poco afectuosos y un futuro un tanto incierto hasta que, en el caso de Mary, llega el día en que su padre le dijo que tenía que irse a vivir a la casa del vicario pues su esposa estaba gravemente enferma y necesitaba cuidados y compañía.


A pesar de que vive llena de tareas, poco a poco se resigna. Quiere regresar a la granja, pero debe quedarse allí y más cuando la señora empeora. Mary no se despega de su lado, la acompaña hasta el último de sus días. Y... Entonces, la novela comienza otro ritmo. Ya no son las labores del hogar, las contestaciones espontáneas de Mary... Ahora llegan días de silencio y soledad hasta que el vicario comienza a enseñarle a leer y a escribir y... de lo que era tan sólo compartir letras, sobrepasa todos los límites posibles y una noche se mete en la cama de Mary.


Me costó leer esta parte y más aún llegar hasta el final. Aunque la existencia de Mary con sus apenas quince años estuviese siendo difícil, jamás imaginé que alcanzase esta amargura, este caer de los días y las noches sin poder salir de la prisión en que él la tenía.

Hasta que un buen día, con el hilo para cortar el queso, cortó también el cuello del vicario. Ahora estaba en prisión y guardando el secreto del hijo que llevaba en sus entrañas para que nadie se lo pudiese quitar.





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